A la edad de doce años, cuando los chicos sueñan con Legos y
Scalextrix, el suizo Andrea Oliva aka DJ Andrew soñaba con poseer sus propios
Technics. Desde entonces Andrea solo ha tenido una cosa en la cabeza: vinilos
girando sobre platos. Muy pronto empezó a entrenar diariamente en la tienda de
discos, a los 14 ya tocaba delante del público. Dos años después ya era
residente de un club donde compartiría cabina con artistas del nivel de Little Louis
Vega, Mousse T, Ian Pooley, David Morales o Carl Craig. A continuación vendría
el dominio absoluto de la escena electrónica suiza con diversas residencias que
se extenderían a Ibiza. Pero Andrea no solo pincha, también es dueño junto a
Agi Isaku de uno de los sellos más importante de su país, Banditz, y se ha
convertido en un maníaco del estudio de grabación, sacando sus primeras
referencias para el sello Joia.